Estrategias para abordar la depresión y la ansiedad  en pacientes con diabetes

 

Estrategias para abordar la depresión y la ansiedad en pacientes con diabetes

Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el día 10 de octubre, os invitamos a reflexionar sobre un tema poco tratado en consulta. Exploraremos la relación entre la diabetes y dos de los trastornos de salud mental más extendidos entre la población mundial: la ansiedad y la depresión.1

 

La salud mental del paciente diabético, una complicación añadida

La diabetes es una enfermedad crónica incapacitante que afecta al 10,5% de la población mundial, considerada la novena causa principal de muerte en 2019.2 Se estima que 536,6 millones de personas la padecen y se espera que este número aumente a 783,2 millones en 2045.2 De manera similar, la ansiedad y la depresión afectan a un gran sector de la población, con un número de cuadros reportados que aumenta vertiginosamente cada año.1

En comparación con la población general, las personas con diabetes tienen casi el doble de probabilidades de sufrir ansiedad y depresión.3 Se sabe que estos trastornos activan el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, estimulan el sistema nervioso simpático, aumentan las respuestas inflamatorias y de agregación plaquetaria y disminuyen la sensibilidad a la insulina, contribuyendo a un mal control glucémico.3 Por tanto, si el paciente diabético no trata estas patologías se enfrenta a fuertes complicaciones.

 

La salud mental del paciente diabético, una complicación añadida

 

Además, las personas deprimidas y ansiosas son más propensas a no seguir las recomendaciones de autocuidado, llevar estilos de vida sedentarios, mantenerse físicamente inactivas, fumar y consumir dietas ricas en grasas, lo que puede traducirse en un mal control de la diabetes y un empeoramiento de la calidad de vida.3

Hay que actuar rápidamente si observamos una salud mental comprometida en el paciente con diabetes.

 

A la pregunta: ¿Son compatibles los tratamientos de la diabetes y de la ansiedad o depresión? La respuesta es sí. En general, los tratamientos para la ansiedad y la depresión son compatibles con el manejo de la diabetes, pero es importante considerar cómo pueden afectar al control de la glucosa para evitar interacciones negativas.

La mayoría de medicamentos utilizados para tratar la ansiedad y la depresión como los ISRS y los IRSN, tienen un perfil de efectos secundarios compatible. Sin embargo, algunos fármacos, como la paroxetina, pueden causar cambios en el apetito o el peso, pudiendo afectar al control de la glucosa.4

Si se recibe tratamiento para ambas patologías se aconseja que el paciente preste especial atención a posibles cambios en los síntomas diabéticos.

Es una buena opción introducir al paciente a la terapia cognitivo-conductual (TCC) como acompañamiento al tratamiento farmacológico. A través de la psicoeducación, la activación conductual o la reestructuración cognitiva, la TCC puede resultar muy útil para las personas con enfermedades crónicas.2 Ha demostrado mejorar sus habilidades de autocuidado ofreciendo nuevas técnicas de ajuste a la enfermedad y a su impacto en la vida diaria.2

Es importante recordar el papel de la inteligencia emocional en la práctica clínica, y especialmente, en el contexto de trato con pacientes que atraviesan problemas de salud mental y patologías crónicas.5 Siempre que sea posible hay que:

  • Preguntar para descubrir posibles miedos, dudas o expectativas del paciente.
  • Escuchar activamente.
  • Empatizar con los síntomas y emociones del paciente.
  • Comunicar efectivamente, sintetizando y simplificando la información para evitar confusión.
  • Reforzar los logros y esfuerzos del paciente.

Recibir formación continua sobre técnicas de autocontrol, asertividad, relajación y autoconocimiento puede favorecer la gestión emocional, traduciéndose en un buen manejo de paciente.

Los factores biológicos y psicosociales que contribuyen a la comorbilidad entre los trastornos de salud mental y la diabetes son complejos y multifactoriales. Por tanto, un enfoque integrado en el manejo de ambas condiciones es crítico para mejorar la prognosis.6

En los últimos años, se ha investigado el rol de las intervenciones nutricionales en la prevención y el tratamiento de estas condiciones.6 Una dieta equilibrada, caracterizada por un consumo alto de grano entero, frutas, verduras, frutos secos, proteína magra y grasas saludables, reduce el riesgo de diabetes, mejora el control glucémico y la salud mental. El consumo de fibra y grasas insaturadas, incluyendo omega-3 y proteína de origen vegetal también contribuye a un buen manejo de los síntomas diabéticos y depresivos.6

Por otro lado, las deficiencias en ciertos nutrientes pueden dificultar esta prevención o alivio sintomático. La falta de nutrientes esenciales, incluidas las vitaminas D y B, el zinc, el cromo, el magnesio y el selenio, se han asociado con el desarrollo de ambas condiciones.6 Por tanto, una dieta que incluya estas recomendaciones y controle este factor de riesgo representa un recurso valioso para el apoyo de la salud mental y la correcta evolución de la diabetes.

 

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Abreviaturas:

ISRS: Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina; IRSN: Inhibidores de la recaptación de serotonina-noradrenalina; TCC: terapia cognitivo-conductual.

 

Referencias:

  1. Prasad RB, et al. J Intern Med. 2019;285(1):40-48.
  2. Nolan JJ, et al. Diabetes Care. 2022;45(2):261-266.

 

TRA0991.092024

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