#Sesión: Complicaciones a largo plazo de la DM2 y su manejo

Las más importantes son estas dos y una que no tenemos que olvidar: el tabaquismo. Todavía hay un porcentaje alto de pacientes con diabetes que fuman. Nos preocupamos mucho de la glicada, de la tensión arterial, del LDL-colesterol…y el paciente sigue fumando; es muy importante también la abstención tabáquica. Si logramos que dejen de fumar, tener un control tensional correcto y un perfil lipídico correcto, el otro punto sería valorar si por el grado de riesgo merece la pena o no la antiagregación, que tendríamos que hacer de forma individualizada.

En un paciente con prediabetes, el objetivo terapéutico más importante es que no acabe siendo nunca diabético, tenemos la ventana de oportunidad para que no desarrolle la enfermedad. Para eso, son muy importantes los hábitos de vida saludable: alimentación, ejercicio, mantener una ingesta calórica correcta, comer de forma variada, no ganar peso, etc. Es la mejor forma de evitar el paso de prediabetes a diabetes o de retrasarlo al máximo. Es difícil a veces saber si un paciente tiene prediabetes o no, porque una persona en principio sana tampoco hace analíticas con tanta frecuencia. Un grupo de población muy claro que merece especial atención son las mujeres que han tenido diabetes gestacional. La diabetes gestacional es una situación en la que el páncreas de esa persona ya ha fracasado transitoriamente, y aproximadamente la mitad de las mujeres que han tenido diabetes gestacional acaban desarrollando una DM2. Por tanto, cuando tengamos una mujer con antecedente de diabetes gestacional, pongamos énfasis ahí para introducir ese tipo de medidas y que no progrese.

La pérdida de peso es metabólicamente beneficiosa a partir del 5%; alguien que pese 90 Kg y pierda 4,5 Kg va a tener un beneficio muy importante en aspectos tensionales, de diabetes, etc. Tendríamos que diferenciar si ha ocurrido con apoyo de medicación o no. Si el paciente ha perdido peso, por ejemplo, con un agonista GLP-1 o con iSGLT-2, en principio no se debería desprescribir, porque la evidencia nos dice que, cuando se retira el fármaco, el paciente recupera el peso. Si la pérdida de peso ha sido porque el paciente realmente se ha adherido a un estilo de vida más saludable, ha reducido las calorías, ha hecho algo más de ejercicio y lo ha perdido de forma no farmacológica, entonces sí que, por ejemplo, se tienen que replantear los hipotensores en algún caso, porque, si no, el paciente va teniendo hipotensiones por la medicación. Por tanto, se tiene que individualizar. Los fármacos que más se puede plantear su retirada, si hay una pérdida de peso importante, son los hipotensores. Quizá no tanto los hipolipemiantes, porque las estatinas son fármacos muy eficaces y con pocos efectos secundarios; igual ocurre con los antidiabéticos, aunque hay un ejemplo muy claro que sí permite la reducción, que es el tratamiento insulínico: si un paciente pierde peso de forma clara, es necesario reducir la dosis de insulina para evitar hipoglicemias y se puede mantener igualmente un buen control. Insisto, se tiene que individualizar en cada caso.

Es un tema bastante de actualidad. Hasta no hace mucho tiempo se decía que una copita de vino, si no tenías patologías contraindicadas como las hepáticas, se podía tomar, que incluso era hasta saludable. Sin embargo, los datos más recientes de los hepatólogos y de los especialistas de aparato digestivo han ido reduciendo mucho ese margen; ahora ya no es una copa, sino un cuarto de copa. Es decir, desde luego es mucho mejor beberse una copa que beberse cuatro, eso no hay duda. Lo que parece bastante claro es que una copa de vino al día saludable no es. Por tanto, aquella alegría que teníamos al decir “si usted se bebe una copita de vino al día, esto no es importante” está bastante en discusión y lamento decir que el alcohol, incluso en poca cantidad, parece perjudicial.